Nunca había cuidado mucho mi alimentación, non me cortaba un pelo cuando se trataba de comer helados, comida procesada o con mucho azúcar, lo cierto es que casi no tocaba la fruta y la verdura y llevaba una vida bastante sedentaria.
Las cosas cambiaron cuando, un poco por casualidad, vi un documental que me hizo replantearme ciertas cosas en mi forma de relacionarme con la comida.
Crazy, Sexy, Cancer, un documental, a modo de diario personal de Kris Carr, una joven actriz y fotógrafa que retrata su lucha contra el cáncer desde el momento en que le diagnostican su enfermedad.
El doctor le sugiere que permanezca alerta ya que Carr tenía una serie de tumores que, en un principio, permanecían estables. La forma de afrontar la situación de Kris es más que sorprendente, ya que convierte la lucha contra el cáncer en su proyecto de vida y empieza a explorar métodos alternativos que le ayuden a tratar su enfermedad.
Su médico le recomienda un cambio de dieta y más ejercicio, ella empieza un cambio radical en su estilo de vida. Diagnosticada con su enfermedad a los 31 años, Kris tenía un estilo de vida más bien poco saludable como actriz y modelo, tras el cáncer deja atrás este estilo de vida lleno de elecciones poco saludables y apuesta por cuidar de su cuerpo y mente.
El caso de Carr no era un caso de cáncer habitual. A penas le habían dado un par de meses de vida, y lo único que podía hacer era observar y esperar que pasaba con sus tumores. El médico le comenta que podía llegar a pasar toda su vida con el cáncer.
El documental se convierte en un trabajo verdaderamente terapéutico, con un hilo argumental basado en una auténtica promoción de un estilo de vida saludable, parece que a medida que Carr toma control sobre su enfermedad también va adquiriendo una total claridad sobre cómo quiere vivir su vida en general.
Carr describe a su cáncer como un “guru”, y es que, si bien el cáncer le había enfermado físicamente, es a través de le enfermedad que conecta verdaderamente consigo misma y adquiere una verdadera fuerza interior.
Carr, a pesar de seguir padeciendo su enfermedad que no remite, pero permanece estable, se siente estupendamente y comparte muchas de sus recetas, centradas un 80% en frutas y verduras para transmitir su manifiesto por una vida más saludable.
La experiencia vital de Carr me inspiró profundamente, y más cuando a mi alrededor podía ver cada vez más casos de enfermedades cardiovasculares. Muy motivada por este documental empecé a interesarme por probar cómo me sentiría cambiando un par de malos hábitos.
Pizzas con ingredientes saludables
Empecé poco a poco, sin hacer ninguna dieta ni grandes sacrificios, tan solo dejando algunos productos con mucho azúcar y preparando más recetas con vegetales, legumbres y fruta.
Me encantaba hacerme zumos y a combinar sabores, coleccionaba recetas de smoothies, mis favoritos eran los de mango y coco.
Empecé a seguir a un gran número de food bloggers y, si bien nunca había dedicado mucho tiempo a prepararme la comida, empecé a disfrutar de comprar los productos y cocinarme platos sanos y deliciosos.
De todas las recetas, las que más me gustaban eran las de pizzas, pizzas llenas de ingredientes sanos, jugaba con los colores, y trataba de aprender formas diferentes de preparar la masa.
Como quería profundizar mucho más en esta riquísima especialidad de la cocina italiana, busqué cursos y talleres para aprender a hacer las mejores pizzas. Terminé yendo a mi pizzería favorita a preguntarle a su dueña si me recomendaba algún sitio y me habló de la Escuela de Cocina Italiana de Islineto, una empresa con más de 14 años de experiencia además de ser líder en distribución de suministros y maquinaria de pizzería.
Y es verdad eso de que el secreto está en la masa, y además el secreto me lo llevé conmigo, porque aprendí todo lo que necesitaba para hacerme una experta en todo lo relacionado con el apasionante mundo de la cocina italiana. De hecho, terminé planteándome si montarme una pequeña pizzería en mi barrio.
Vivo en un barrio residencial con muchas parejas jóvenes que encontrarían muy interesante un sitio en el que encargar pizzas, pero pizzas saludables, ricas y hechas de forma artesanal en un horno de leña.
Sabía que podía funcionar, y como en Islineto también son expertos en suministro de restaurantes de pizzería convencí a un buen amigo también amante de las pizzas que se unió al proyecto y empezamos a preparar recetas creativas y originales de pizza.
En nuestra pizzería queríamos ofrecer una alternativa a las pizzerías tradicionales, mucho menos saludables y con ingredientes de peor calidad. Nosotros queríamos enseñar a nuestros clientes que una pizza puede ser riquísima y tener ingredientes tan saludables como el brócoli o las espinacas.
Tan solo se necesita un poco de creatividad y jugar con los diferentes sabores, la gente me felicitaba por mis recetas y por ayudarles a descubrir una forma mucho más saludable de comer una de sus recetas favoritas.