Mucha gente se está preguntando en la actualidad si nos hemos americanizado con tanto hacer cupcakes o copiar sus coloridos postres. Pero no solo esto podría ser una señal, sino que ya apenas usamos bolsas de plástico contaminantes, sino que nos decantamos por las bolsas biodegradables para ir al súper como las que se fabrican aquí en España por parte de una empresa de toda la vida, Plásticos Alhambra, mientras que a ellos les vemos concienciados también en sus películas con las bolsas de papel. Incluso ahora estamos empezando a celebrar el black Friday para las compras o Halloween a finales del mes de octubre.
Se podría decir que tenemos una tendencia a copiar todo lo que viene de Estados Unidos, pero en realidad, ¿cuál es el verdadero fenómeno que hay detrás de los cupcakes? ¿Y cómo es que se han instalado en España, donde tenemos una gran cantidad de recetas de repostería sana más propias de la dieta mediterránea que esas importadas que nos vienen con enormes cantidades de azúcar. Porque no os engañéis, esas capas de colorines que se deforman como plastilina para crear figuras o dar color a los pasteles y cupcakes no dejan de ser una bombas de azúcar que pocos organismos resisten si te las comes varios días seguidos.
Desde mi punto de vista, esto no tiene nada que ver con que ahora nos gusten los azúcares más que antes o con que nos estemos americanizando o desechando nuestra cultura, sino que es simplemente un producto del cambio de sociedad que se ha producido debido a la crisis económica. La falta de dinero ha hecho que cambiemos nuestras formas de ocio y que optemos por nuevos planes que suponen menos dinero y que nos llenan en otros sentidos.
Por ejemplo, donde antes podíamos tirarnos un sábado entero de compras por la ciudad y sin dejar de gastar en las tiendas, ahora preferimos quedarnos en casa a probar a hacer nuevas recetas e invitar a nuestras amigas o a los compañeros del trabajo. No estamos deseando cocinar un cupcake, aunque sí nos resulta llamativo y divertido por sus formas y colores, y buscamos trucos para probar a hacerlos mejor e innovar, sino que simplemente queremos entretenernos de otra manera. Es más, con esta actividad podemos también hacer partícipes de una forma muy barata y sin miedos a nuestros hijos.
De hecho, este fenómeno del cambio de ocio que os comento lo podemos ver en otras nuevas modas de aficiones que han surgido en los últimos tiempos, como son las costura, el tejer o el ganchillo. Si os fijáis, este tipo de talleres para aprender a hacer estas manualidades han proliferado en muchas ciudades y son una forma de disfrutar de nuestro hogar sin gastar mucho dinero y encima tejiendo o haciendo prendas que nos sirven luego para decorar la casa o hacer un regalo personalizado con mucho amor.
En definitiva, que no es que nos haya dado por querer más azúcar en nuestras vidas, sino por cambiar nuestros modelos de ocio.