¿A quién no le gustan los productos de bollería o pastelería? Estamos hablando de una de las grandes especialidades de muchas personas y uno de los desayunos o meriendas más idolatrados del país. Y nos parece completamente lógico, para qué nos vamos a engañar. Casi todo el mundo disfruta de lo lindo cuando tiene ante sus ojos una magdalena, un bollo, un croissant o un producto de este tipo. Solo con el aroma que se desprende de ellos, ya dan ganas de consumirlo. Nos pasa cuando somos niños o niñas, pero también cuando somos personas adultas.
No es de extrañar que, por tanto, seamos tantas las personas que no solo nos conformemos con consumir estos productos, sino que además disfrutemos haciéndolos. Ya sabéis que durante la pandemia se disparó el número de personas que se interesó por hacer bollos y demás elementos relacionados con la bollería o la repostería. Pero este afán ya era bastante compartido por mucha gente en España antes de eso. Somos un país al que, en general, le suele gustar todo lo que provenga de esa familia de productos.
Además, os diremos que todo lo que sea tradicional nos parece mucho mejor que aquello que se fabrique de una manera industrial y que, por regla general, es menos sano. Un ejemplo de esto lo pone una noticia que fue publicada en la web de la revista Alimentaria y que indica que el 58% de los españoles prefiere productos de pastelería tradicional durante la Pascua. Y es que no solo son más sanos que los industriales, sino que están mucho más buenos.
Fijaos en la gráfica que voy a compartir con todos vosotros y vosotros a continuación y que procede de la página web de Statista. En ella, se clasifica el volumen de productos de bollería, pastelería y cereales consumidos durante el año 2022. Podemos ver aquí que la familia concreta de producto más consumida en el interior de nuestras fronteras es la compuesta por pasteles y bollería, que llegó a los 253.000 kilos. Las galletas, con 227.000 kilos, se quedaron en la segunda posición. Cerrando la lista, pero a una gran diferencia, podemos encontrar los cereales o los productos navideños, que no llegan a los 100.000 kilos.
Lo que queda claro es que nos vuelve locos todo lo que tenga que ver con la bollería o la pastelería… y ese es uno de los motivos por los que cada vez estamos más interesados en conocer más de cerca los secretos para elaborar estos productos que tan relevantes nos resultan para unir a la familia y disfrutar de algo tan tradicional y que, a fin de cuentas, solo nos provoca felicidad y alegría.
Pero claro, como es lógico y como supongo que entenderéis, para poder disfrutar de una gran experiencia elaborando productos como estos, debemos tener un espacio perfecto para ello. Nuestra cocina tiene que estar preparada para ello y debemos disponer del espacio suficiente como para que nos resulte cómodo trabajar en ello. De lo contrario, es evidente que no vamos a poder sacar el máximo rédito posible a una experiencia como esta. Y sería una verdadera lástima que dejáramos de hacer bollería o pastelería solamente por el hecho de que no tenemos el espacio adecuado para ello. Es posible que este tipo de elaboraciones pierdan a incontables maestros y maestras.
Os hablaré un poco de mi caso personal. Siempre he sido un enamorado de productos como los de bollería, pastelería o repostería. De pequeño me limitaba a comerlos, claro, pero con el paso del tiempo me he ido animando a hacer mis propias recetas. Creo que no soy un experto ni mucho menos, pero es verdad que hacer este tipo de cosas me relaja mucho después de una jornada de mucho trabajo en la empresa para la que trabajo. A medida que he ido ganando experiencia, creo que he ido mejorando mis recetas, pero, eso sí, necesito un espacio cómodo en el que trabajar, algo que no siempre he tenido.
Cuando empecé a familiarizarme con este tema, me pude defender en un espacio como lo era mi cocina antigua. Pero, a medida que vas aprendiendo y mejorando, siempre notas la necesidad de disponer de un espacio más moderno, más grande, más adaptado a tus necesidades. Y era justo lo que me pasaba a mí. De hecho, llegué incluso a agobiarme un pelín con este tema porque sentía que, si no adaptaba el espacio a lo que necesitaba, hacer estos productos podría llegar a dejar de ser mi hobby preferido. Por tanto, tuve claro que algo tenía que hacer.
Con el tipo de cocina que tenemos y la calidad de los productos de repostería que estemos elaborando existe una relación directamente proporcional. Cuanto mejor es la primera, mejores salen los segundos. Cuando empecé a realizar mis propias recetas de repostería, me sentía cómodo con mi antigua cocina, pero a medida que fui aprendiendo y haciendo cosas cada vez más sofisticadas, me di cuenta de que tenía que cambiar el entorno en el que cocinaba. En mi caso, me encontré con todo tipo de opciones en Modular Cocinas, opciones que, además de proporcionarme una mayor comodidad a la hora de elaborar este tipo de productos, también me iban a permitir darle un cambio de imagen a la cocina.
Cuando uno realiza este tipo de cambios, los resultados y las sensaciones se empiezan a notar de inmediato. Y, en mi caso, por supuesto que así fue. La comodidad con la que pude realizar todas las recetas en las que ya era un experto creció de una manera bastante interesante y el resultado fue el perfeccionamiento absoluto de mis productos. No lo digo yo: lo dicen todas aquellas personas que han probado mis bollos, mis magdalenas o mis croissants.
Una necesidad que siempre demandan los cocineros profesionales
Una de las demandas que tienen siempre los cocineros profesionales ante las empresas que les contratan es que el espacio de trabajo se ajuste exactamente a lo que se espera de ellos y a sus necesidades. Es algo que me parece perfectamente lógico. Si un restaurante apuesta por un cocinero con experiencia en la elaboración de un determinado tipo de comida, tiene que saber que el espacio en el que vaya a trabajar esa persona tiene que estar perfectamente preparado para asumir la elaboración de esos productos y el número de menús que considere que su negocio va a tener que asumir cada día. En caso de que la situación no sea esa, de poco o nada va a servir disponer de un cocinero especializado en estos productos.
Los negocios de hostelería son perfectamente conscientes de lo que acabo de decir y, fruto de ello, se han realizado muchos cambios de cocinas en los últimos años. Uno de los momentos en los que se produjo un mayor número de cambios de este tipo fue la pandemia (no durante el confinamiento, pero sí durante esos momentos posteriores en los que continuaba habiendo restricciones y en los que los bares y restaurantes todavía no podían permitir el 100% de aforo). Se aprovechó un período tan incierto como este para realizar los cambios que se estimaron pertinentes de tal modo que, cuando regresó la normalidad absoluta, todos los cambios ya estaban hechos y las mejoras ya habían sido implementadas. Un plan genial.
Obviamente, en negocios como las pastelerías, ya antes de la pandemia habían sido conscientes de la necesidad de disponer de una cocina que cumpliera con todas y cada una de las necesidades que engloba este oficio. Creo que no existe un negocio que haya sido más consciente de ello que este. Si tengo presente la experiencia que he tenido desde que genero mis propios bollos y productos de repostería, he de decir que eso me parece completamente normal.
De todo este proceso que os he contado me llevo el hecho de que el entorno en el que nos encontramos físicamente siempre va a tener una influencia directa en la calidad del trabajo que estamos generando. Yo lo he notado especialmente en lo que respecta al mundo de la cocina, pero estoy convencido de que en una oficina la situación es la misma. Y, en una fábrica, también. Tener en cuenta un asunto como este puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso en un negocio, así que yo no me olvidaría de estos temas en caso de que fuera el director de una empresa de cualquier tamaño y ubicada en cualquier sector.
Esos asuntos se tienen más en cuenta ahora que en ningún otro momento de la Historia. En un mundo en el que todo está estudiado al detalle, este es uno de los avances más importantes de nuestro tiempo y que a más empresas les ha permitido progresar. No cabe la menor duda de que las personas que forman parte de cada negocio quieren que su empresa esté en ese grupo de las que han sacado provecho del estudio de esos detalles que permiten continuar progresando.