Ahora están muy de moda las fiesta baby shower, una tradición que hemos importado de América quizás por aquello de verla en las películas y sentirnos atraídos por ella. Se trata de una celebración de la maternidad, donde la madre organiza una reunión con sus amigas en las que estas le hacen regalos tanto para ella como para el bebé y los recibe antes de dar a luz. En España de hecho son muchas las famosas que organizan estas fiestas bajo el amparo de alguna firma de artículos para bebé y claro, nosotras no queremos ser menos y también nos hace ilusión tener una fiesta propia. Hace poquito una de mis mejores amigas estaba embaraza y nos estrenamos en este mundo. Los regalos los solucionamos de forma fácil, gracias a la tienda online de artículos para bebé Amorucos, donde ya habíamos adquirido regalos para otras amigas, pero lo complicado fue preparar la fiesta y a mí me tocó la mesa dulce.

Y es que estuvimos un tiempo preparando el salón de casa de mi amiga con guirnaldas, globos y demás artículos que habíamos comprado y para cuya colocación necesitaba mi ayuda, ya que ella con la barriga no se podía mover muy bien. Fue divertido poder dibujar en los globos las letras del nombre del futuro bebé y hacer formas con los mismos. Pero lo más complicado llegó al preparar la comida. Mi amiga se encontró mal y me pidió por favor que le ayudase a poner la mesa dulce, ya que ella no se podía hacer cargo. Tuve que improvisarlo todo en un abrir y cerrar de ojos, y creo que con mis escasos conocimientos de pastelería no quedó especialmente mal.

El fondant y los cupcakes están de moda

Como sabéis, para este tipo de fiestas se llevan los famosos cupcakes y demás tartas cargadas de azúcar que tanto gustan a los americanos, así que yo no podía ser menos y dejar en mal lugar a mi amiga con sus invitadas. Así que me bajé al súper y compré todo lo necesario para montar nuestra propia mesa de merendola. Ya veréis qué fácil.

Del súper me subí varios paquetes de magdalenas, fondant, crema pastelera, avellanas y  nueves peladas y virutas de chocolate y caramelo. Además, compré galletas maría pero con forma rectangular, flan de huevo y un montón de yogures de chocolate. Y deprisa me subí a casa de mi amiga para poner mi plan en práctica.

Mientras ella cubría la mesa del comedor con un mantel blanco y la llenaba de vasos, platos, servilletas y todo lo necesario para servirse, yo comencé a hacer una sencilla tarta en el molde del horno. Mis amigas suelen llamar a esta tarta ‘hartabrutos’, porque es muy simple pero siempre funciona porque gusta a todo el mundo. Sobre la bandeja del horno puse una capa de galletas para cubrir el fondo mojadas bien en leche. Por encima de esta capa, extendí otra con el flan de huevo. Luego una de galletas mojadas en leche de nuevo y otra de yogur de chocolate. Esto lo repetí una vez más, es decir: galletas, flan de huevo, galletas y chocolate. En la última capa fui un poco más generosa con el chocolate y dibujé con virutas de caramelo la expresión “enhorabuena, mamá”, algo muy tierno que emocionó incluso a mi amiga.

Después, para preparar los cupcakes no me compliqué mucho más porque no tenía nada de tiempo. Así, desplegué sobre el mesado de la cocina todas las magdalenas que había comprado con la única intención de decorarlas, sin perder tiempo en hornearlas yo misma, ya que la base de estos pasteles no dejan de ser las magdalenas.

Pues bien, con una manga pastelera cubrí de crema algunas de ellas y espolvoreé la misma con rayadura de chocolate, de avellanas, de nueces y todo lo que vi por cerca y que pudiese combinar bien con el sabor dulce de la magdalena. Por otro lado, amasé algo de fondant de diferentes colores y le di diferentes formas con la punta de un cuchillo, dibujando el nombre de cada una de las amigas en un pastel para que se lo pudiesen llevar de recuerdo a casa.

Un trabajo rápido y sencillo para salir del paso pero con el que las invitadas se fueron encantadas.

 

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