¿Qué dirían si les comentara que es insuficiente ofrecerle al cliente el mejor producto para que confíe en nosotros y acuda a nuestro establecimiento? Esta pregunta está cargada de realidad. Hoy en día no basta con darle al cliente el mejor alimento para el disfrute de su paladar. Es necesario que ese servicio lo adornemos con algo más. Algo que le haga mejor y que le convierta en imprescindible.
¿Cómo conseguirlo? Existen multitud de opciones, pero la que funciona de la mejor manera es sin duda el mobiliario. De nada sirve que produzcamos la mejor repostería si no somos capaces de garantizar la comodidad que demandan todos los consumidores. Por eso es necesario que, si somos los propietarios de un negocio que tenga en la repostería su principal arma para generar beneficios, tengamos en cuenta conseguir el mejor acomodamiento para todo aquel que nos visite.
Hace dos años comencé mi andadura en un negocio como este. Había aprendido varias de las recetas que mi madre solía llevar a cabo cuando era pequeño y sabía que podría defenderme en el terreno. Mi familia y mis amigos me lo habían dicho varias veces y comenzaba a creérmelo. Pero solo con mis conocimientos a la hora de elaborar postres no iba a conseguir mejores resultados económicos que mi competencia.
Sabía de sobra que el establecimiento en el que realizara mi actividad iba a tener mucho que ver con los resultados que fuera cosechando. Por eso, e incluso antes de que tuviera alquilado un local, comencé a valorar diferentes posibilidades para acomodar a los clientes. Normalmente uno desea sentirse cómodo mientras está tomando una pieza de repostería o un café, por lo que me tenía que centrar en la adquisición de un sofá cómodo, que, junto con el sabor del postre consumido, hiciera de aquella una experiencia sumamente gratificante para mis clientes. De esta manera, el éxito estaba asegurado.
Necesitaba considerar varias opciones para poder hacer comparaciones. Quería sofás que no solo resultaran cómodos sino que tuvieran un precio asequible, acorde a mi economía. Eso no lo podía encontrar en todos sitios y por eso sabía que tenía que afinar mucho para encontrar justo lo que quería.
Creo que puedo considerarme afortunado. Tuve la gran suerte de descubrir Círculo Muebles, una entidad encargada de proporcionar unos muebles que resultaran cómodos, modernos y a un precio más que aceptable. Veía en aquella empresa la oportunidad que tanto estaba esperando y por eso me puse en contacto con ella para adquirir toda la información necesaria para llevar a efecto mis pretensiones.
No tuve ningún problema a la hora de hacerme con varios sofás y sillones. Lo cierto es que se trataba del tipo de mobiliario que pensaba conseguir para mi establecimiento y estaba completamente convencido de que a mis clientes habituales les encantaría encontrarse con varios elementos como aquellos.
Una apuesta firme y convincente
Cuando encontré un local y coloqué allí el mobiliario con el que me había hecho, me quedó claro que no me había equivocado en absoluto. La disposición de los muebles en aquel espacio era perfecta y la sensación que me quedó fue la de que, complementado con las diferentes piezas de repostería que prepararía, el negocio podría resultar perfecto. Una auténtica bomba.
Así ha sido durante estos dos años. Mi pequeño establecimiento se ha convertido en uno de los preferidos por muchos de los vecinos de mi ciudad, lo que me ha reportado una serie de ganancias que me permiten ganarme la vida haciendo lo que de verdad me gusta. Mis clientes se sienten completamente a gusto cuando visitan el local y se marchan convencidos de que el servicio que han recibido ha sido extraordinario. Esa es la mejor estrategia para conseguir que vuelvan. Algo que a mí me ha funcionado y que garantiza un futuro más que prometedor para mi negocio.