Restaurante de cinco estrellas

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Ya sé que es imposible que haya restaurantes con cinco estrellas Michelín, pero es que yo no quiero hablar de eso. Entre otras cosas porque sigo pensando que eso de que un crítico decida si ese restaurante se merece una estrella más o menos, pues oye, como que no me convence. Esas cosas se las dejo para el locuaz Dabiz Muñoz y su novia La Pedroche. Yo desde hace tiempo me fío más del boca a boca. De las experiencias de los comensales, esa es mi mejor forma de valorar las estrellas de un restaurante.

Y desde hace unos meses tengo claro que esa calificación se la merece el restaurante del hotel Mercer Barcelona. Por cuestiones de trabajo me tuve que alojar durante dos noches en este lugar. La verdad es que no lo conocía, pero desde el primer momento me di cuenta de que íbamos a tener una larga relación. Y ya no lo digo por las habitaciones, que eran de 10, con todo tipo de detalles, lo digo también por su restaurante.

Se me hizo tarde, y estaba cansado, por lo que la dije a mi mujer que ya no me apetecía salir por ahí, a comer en algún restaurante de Barcelona. Así que como no nos íbamos a ir con el estómago vacío pues decidí que cenáramos en el mismo hotel. Madre mía, qué gran acierto.  En todo momento busca ofrecer la excelencia. Apuesta por una gastronomía inspirada en la tradición y empleando ingredientes de alta calidad, para crear una cocina refinada.

El Chef Harry Wieding y Sous Chef Marc Ramos dirigen la cocina y creo que son dos verdaderos artistas. El Chef Wieding ofrece una propuesta gastronómica basada en especialidades locales ya que es un gran defensor del producto de proximidad y de temporada. El resultado es una cocina catalana de calidad, que respeta la tradición y la materia prima.  Como tiene que ser.
<h3 style=»text-align: justify»De cena

Supongo que estáis deseando de que os cuento qué cenamos. Pues allá voy, eso sí, espero que ya hayas comido o cenado, porque no me responsabilizo de que comiences a babear. Pedimos Sepioneta, que es una judía tierna, con jugo de pollo y  emulsión de hinojo. Muy bueno. Posteriormente un Salmonete a la Brasa, con su parfait, espárrago y tupinambo. Deluxe. Y de postre apostamos por un chocolate blanco ahumado, plátano, caramelo y jengibre. Aún se me caen la lágrimas cuando lo recuerdo.

Menu degustación

Nos gustó tanto que al día siguiente aprovechamos para volver a comer, pero en esta ocasión nos dimos el gustazo de un menú degustación. Os digo por encima que estaba compuesto de espárrago de Gavá con caviar Beluga; erizo de mar con emulsión de hinojo; panceta tibia con col rizada, jengibre y lima, el salmonete de la cena anterior, y un guisante del maresme. Para terminar, pollo del Berguedá, asado, colmenillas, habitas, macarrón relleno de su ril. Qué rico. Además de los postres. Todo ello por 75 euros.  Como puedes ver, esa mezcla de finura con productos típicos catalanes, hacen a esto sitio único.

No me canso de recomendar este lugar a todo el mundo que me habla de un sitio para comer en Barcelona. Y lo bueno es que se puede beber porque al tener habitaciones, no hay problema de tener que conducir. Además lo recomiendo porque tienen un cocktel bar divino. Por eso, que nos engañen con estrellas, cada uno tiene dentro de sí un crítico para ser valorar lo que quiere.

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